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domingo, 29 de octubre de 2017

ETERNA DROGA

Nuestros cuerpos se juntan, mientras mis labios rozan esa pálida piel que tanto me gusta, y mis dedos también se mueven en ella, vagan entre la tinta, tu quijada y tu pelo negro casi azabache, todo es un vicio, una obsesión. Me gusta  saber que me miras, y yo mientras hacerlo de reojo, y lo que también me gustaría sería poder sostener la mirada en la tuya durante más tiempo, porque aunque lo intente por unos instantes al final yo sola me agito, haces que me sienta jodidamente débil, vulnerable. Tan vulnerable que hago cosas que antes no hacía, tan vulnerable que busco tu mano cuando caminamos, tan vulnerable que nuestros reencuentros me dejan corroer de los nervios, tan vulnerable que algo haces para que eche de menos, tan vulnerable que lograste poner una sonrisa en mi cuando nadie podía.

Que cuando estas durmiendo, te observo y vuelvo a sonreír, y tengo que hacerme muchas preguntas sobre mí misma, pararme a pensar si estoy en la realidad, o si debería pellizcarme para despertar y volver a la otra vida que creo que me esperaría, porque muchas veces creo que nada es real, mi vida, la tuya, tus besos, tus caricias, las noches en vela y el amor que me das durante esas horas que desearía que fuesen eternas. Eterna tu existencia.