Redes sociales

jueves, 6 de abril de 2017

ES HORA DE DESCENDER

Me parece que he renunciado. Muchas veces, ante mi negatividad, me han entrado ganas de tirar la toalla, pero siempre tenía a gente a mi lado que me ponía la mano en el hombro y me decía que podía seguir, que era suficientemente fuerte, pero ahora mismo no tengo a ninguna persona que verdaderamente me entienda y sepa levantarme una vez más.
Es... una situación extraña, y que llevo arrastrándola durante un año, desde que conozco a esa persona que me incitaba a prender la mecha de la renuncia, de dejarle ir aunque me siga gustando. Y sí, soy una persona pesimista, pero ya lo hablé en una entrada de hace bastantes meses. ¿Luchar por alguien que no me mira de la misma forma que como yo le miro a ella? Esto es cosa de dos. Y para las pocas veces que juro, esta vez juro que he luchado como nunca, he mandado un millón de señales, expresé mis sentimientos, le tendí mi mano, dediqué tiempo y cuidé lo mejor que pude; y aún así no fue suficiente. Hay una cosa positiva en todo esto, yo que soy una persona de poca paciencia y que se cansa enseguida de luchar, que tira la toalla, y para no haber tenido a nadie a la que recurrir cuando estaba deprimida o yo misma me preguntaba cosas, pues eh, he aguantado y he dado un montón de oportunidades a volver a intentarlo, sobrellevarlo yo sola.
Hay personas que no están hechas para llevar algo más allá de una amistad, y esa persona y yo, pues bueno, estaremos así siempre.

Eso sí, el día que me digan que no luché lo suficiente por ti sé que estarán equivocados. Me toca conocer a alguien que me quiera. Mientras tanto, nosotros seguiremos juntos en una buena amistad, adiós.